Sor Juana de San Antonio acusada de herejía

Al final de los días de la madre Jerónima de la Asunción -fundadora del primer convento de clarisas en Filipinas en 1621-, mi paisana, Sor Juana de San Antonio se convirtió en su líder espiritual. Sor Jerónima leía sus obras con veneración, como las Noticias de la verdad, según cita Ana de Cristo, quién se encargó de escribir la primera biografía de Sor Jerónima. Y como dejó escrito en dicha obra Sor Magdalena, la amanuense de la monja nacida en Chozas de Canales.

Sor Juana detalló en sus obras cómo se comunicaba con el mundo espiritual de los Santos, de Jesús y la Virgen María. Describía como entraba en una especie de trance, muchas veces durante la Consagración, en la misa. En sus últimos años de vida, la madre Jerónima de la Asunción le había transferido la autoridad espiritual del convento de clarisas en Manila a Sor Juana, quien había recopilado sus vivencias en cuatro volúmenes de «Noticias de la Verdad«. Tal es así, que a la única que obedeció, ya en su lecho de muerte, la Madre fundadora, fue a Sor Juana de San Antonio. Sólo así consintió la Madre Jerónima que la quitaran «la ropa de púas» (cilicios) que llevaba bajo su hábito. Sor Jerónima de la Asunción falleció el 22 de octubre de 1630. En febrero de 1631 se empezaron a recoger testimonios para solicitar su beatificación.

Denunciada por su confesor

Volviendo a las vivencias de mi paisana, Sor Juana de San Antonio, que había llegado a ser abadesa del convento de Santa Clara, en Manila, en diversas ocasiones (como Abadesa firma diversas las cartas que escribió al convento toledano de Santa Isabel de los Reyes), fue acusada de herejía en los últimos años de su vida. Fue denunciada por primera vez por su confesor y vicario del convento, Fray Bartolomé de Lajara, en 1643. La acusó de «falsas revelaciones y difundir doctrina herética» en sus obras. Una de sus obras, precisamente, se llama así: Revelaciones (BNE), Está denuncia debió quedar latente, pero se reactivó 15 años más tarde en 1658, por representantes de la Inquisición en Manila.

El tribunal que debía juzgar su caso y cualquier asunto de fe en las islas se encontraba en México. El 1 de enero de 1661, Sor Juana, de avanzada edad y enferma (casi sin movilidad en las piernas), fue detenida y encarcelada en el domicilio de una viuda, doña Isabel Esquerra. El Santo Oficio, sus representantes en Filipinas, habían comenzado a recoger pruebas y testimonios contra Sor Juana de San Antonio. Temían que la anciana monja clarisa estuviera difundiendo doctrinas falsas entre las mujeres nativas de Kapampangan, que la visitaban con frecuencia en el convento.

Se habló incluso de enviarla de regreso a la Ciudad de México, en un galeón de Manila (salían uno o dos al año, solamente), para que fuera juzgada en la sede de la Inquisición en Nueva España. En Filipinas no existía un tribunal competente, en este sentido dependían o estaban bajo la jurisdicción del Tribunal de México.

Durante este tiempo, el fraile dominico Francisco de Paula, comisario del Santo Oficio en Manila, entrevistó a ocho monjas del Convento de Santa Clara en Manila. Todas apoyaron a Sor Juana en sus declaraciones y defendieron que no había tenido ningún comportamiento herético. Manifestaron que su compañera era una mujer sencilla, que seguía como ellas mismas la doctrina católica.

Testificaron que no
sabía escribir

Cuando les preguntaron por las obras que había escrito Sor Juana de San Antonio, contestaron que esos papeles y cuadernos ya habían sido quemados y que no sabían qué contenían. Además, todas dijeron que ella no sabía escribir, por lo que siempre utilizaba escribas (amanuenses), ya fueran monjas o frailes. Citaron a Sor Magdalena de la Cruz y también a Fray Lucas de la Concepción, quien sucedió en dicha labor tras la muerte de Sor Magdalena.

Cuando las preguntaron a sus hermanas, todas mintieron. Sor Juana de San Antonio sabía escribir perfectamente. Se había educado en el Colegio Silíceo (Colegio de Doncellas Nobles de Toledo), durante 4 años. En esta institución enseñaban a las internas a leer y escribir, así como las distintas tareas domésticas de cara a un posible matrimonio, para convertirlas en perfectas casadas. Además en el Primer Tratado de Noticias de la Verdad, cuya copia autentificada se conserva en el Real Monasterio de Santa Isabel de los Reyes de Toledo, también se señala. Recoge que no lo escribe ella debido a las múltiples ocupaciones que hacía a lo largo del día, lo expresa así. Además en dicha obra cuenta la razón de escribir todas sus vivencias, tanto de la Madre Jerónima como de las demás monjas fundadoras. Se lo había pedido Fray Alonso de Montemayor, Reverendo superior de la orden, desde México.

Había mandado «una patente a la Madre Abadesa Jerónima de la Asunción para que escribiese toda su vida y juntamente lo más memorable de las que había traído consigo, -y Sor Juana de San Antonio- no pudiendo hacerlo de su letra por sus muchas ocupaciones, mandó a la Madre María Magdalena por obediencia se encargase»… Fue su primera amanuense.

En su convento toledano se conservan numerosas cartas escritas de puño y letra por Sor Juana de San Antonio, cuando era ya abadesa del convento de Santa Clara en Manila:

«Cartas autógrafas de la Venerable Madre Sor Juana de San Antonio… siendo ella Abadesa del Convento de Manila».

Carta que podría datarse de 19 de julio de 1643.

Carta autógrafa de Sor Juana de San Antonio, fechada el 6 de julio del año 1653.
«De vuestra hija y menor sierva, Soror Juana de San Antonio, Abadesa».

Entre las razones por las que ella no escribió sus obras y empleó distintos amanuenses, tal vez la principal fuese por sus múltiples ocupaciones. Se recoge también en el Primer Tratado de Noticias de la Verdad:

Mientras Sor Juana de San Antonio «pelaba gallinas».

Así lo cuenta Sor Magdalena de Cristo, dice que los originales pasan de más de setecientos pliegos. «Hay mucho que dar gracias a Dios escribiese tan solamente mientras pela las gallinas de la Comunidad, que de ordinario son cinco o seis, desde las tres y media de la mañana hasta las cinco y media, y tomando estas dos horas de lo que había de dormir, que no pasa en todo el día del grandísimo trabajo, tornera, provisora de gasto y de ordinario cocina y que a todas las enfermas guisa la comida y a los Padres y corporales de todas las sacristías que se los traen; y esta es su gran Pascua, y si le dicen es conciencia responde desde mis cinco año se me enseñaron en este corazón considerando era la -tal vez voluntad- de mi señor, de esta manera de amor de Dios va toda esta escritura, y en menos de 14 meses se ha escrito lo dicho y de estos los tres casi nada por una grande enfermedad de nuestra Madre Abadesa, que no pudimos tomar la pluma en la mano»…

Sin duda otra razón que tal vez tuvieran en cuenta sería la caligrafía, es evidente que para dejar todas estas obras para la posteridad debían escribirse por alguien con muy buena caligrafía. Seguro que eso también se tendría en consideración. Si observamos la letra de Sor Juana de San Antonio, vemos que cuesta bastante entenderla, tiene un poco lo que llamamos coloquialmente «letra de médico». Sólo hay que comparar la escritura de Sor Magdalena (arriba, en los fragmentos en amarillo), con la suya:

En las dos últimas líneas: «desde convento de Nuestra Señora Santa Clara a 6 de julio año de 1653».

Mientras se encontraba retenida en espera de ser juzgada, Sor Juana falleció, el 15 de julio de 1661. Sus compañeras clarisas, de las que en numerosas ocasiones había sido su madre abadesa, la defendieron todas a una y apoyaron en todo momento frente a la Inquisición. Ellas debieron guardar celosamente la extensa obra escrita de Sor Juana de San Antonio. De ese modo ha llegado hasta nosotros. Por suerte, se realizaron copias auténticas de las mismas, que se conservan en el Convento de Santa Isabel, en Toledo. Tal vez en el de Quezon City, en Filipinas, se guarden hoy también copias de las copias. Recordemos que el convento fue bombardeado durante la Segunda Guerra Mundial (1945) y que tal vez se perdieran con las bombas los manuscritos originales.

Finalmente la causa de mi paisana debió juzgarse en México, dado que la resolución de la misma se dictó más de siete años después de su muerte. «Proceso y causa criminal contra la Madre Sor Juana de San Antonio, religiosa de Santa Clara, en las Islas Filipinas«, 1668. Archivo General de la Nación (AGN), Ciudad de México, México. Inquisición. Tomo 603.

Durante los últimos meses de vida de nuestra misionera, coincidió en las islas con Francisco Coloma Boliaga, Auditor Mayor de la Real Audiencia de Manila, tío de los marqueses de Canales, Pedro y Manuel, y tío abuelo de la III marquesa de Canales. Era hermano de padre del abuelo Pedro Coloma Novajas, que fue quién compró el señorío de la Villa de Chozas de Canales, en 1643. Seguramente Francisco Coloma tendría información de su situación.

Saber más:

… Y la Causa de Sor Jerónima
continúa abierta

Siglos después sigue abierta y a la espera de una resolución. La Causa de Sor Jerónima de la Asunción, todavía está en Roma. El 16 de noviembre de 2004, la Congregación de la Causa de los Santos se reunió en el Vaticano, para estudiar la posible beatificación de Sor Jerónima. Siete de los nueve consultados votaron porque continuara el proceso, si la información contenida en la documentación existente podía ser contextualizada y aclarada.

Ojalá que en el año 2030, cuando se cumplirán los 400 años del fallecimiento de Sor Jerónima de la Asunción, el Papa León XIV haya resuelto su beatificación. Y en consecuencia se lleve a los altares a una monja, Sor Jerónima de la Asunción, a la que en vida se la tuvo por santa, en tres continentes.

Datos – más información:

  • Primera Parte «Noticias de la Verdad» – Copia del original, año 1629, por la amanuense Sor Magdalena de Cristo. Autora: Sor Juana de San Antonio. Ejemplar del Real Monasterio de Santa Isabel de los Reyes de Toledo.
  • «Monjas navegando por el imperio español«. Autor: Sarah E.Owens. 2017. Prensa de la Universidad de Nuevo México. Alburquerque.
  • «Proceso y causa criminal contra la madre Sor Juana de San Antonio, religiosa de Santa Clara, en las Islas Filipinas«, 1668. Archivo General de la Nación (AGN), Ciudad de México, México. Inquisición. Tomo 603, número 3, folios 122r-42r

Sobre la autora:

Dori Rodríguez García nacida en Chozas de Canales (Toledo – España). Periodista, Licenciada en Ciencias de la Información, en 1987, en la Universidad Complutense de Madrid. Becaria en el Gabinete de Prensa de Televisión Española. Trabajó en las revistas «Tele-Ticket», «Mucho más», «Cómplice» y «Greca» de la Editorial española Sarpe y posteriormente de la editorial alemana Axel Springer. Seguidamente, siguió su labor en otra editorial española, Globus Comunicación, en las revistas «Bricolaje y Decoración», «Brico», «Cocinar Hoy», «Cocina Semanal», «Decoración clásica», «Casas de siempre» y «Cocina Ligera», donde ejerció de redactora jefe. Actualmente es Directora Adjunta de la revista digital: Nutriguia.com y Directora de Adoronews.com

Comentarios

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