Su último testamento, cuya copia se conserva en el Archivo Ducal de la Casa de Alba, instituía como herederos universales de sus bienes libres a su hermanastro y primo, Carlos Pignatelli de Aragón y Gonzaga, así como a Don Ramón Cabeza, Don Jaime Bonellis, Don Francisco Durán, Don Tomás de Berganza, Don Antonio Bargas y a doña Catalina Barajas por iguales partes. Establece siete herederos universales, entre los seis últimos la mayoría son trabajadores de su confianza.

Deja un legado importante a María de la Luz, su «Negrita», y diversas cantidades al resto de sus criados y sirvientes, sin olvidarse de los hijos de sus trabajadores. Destina una suma muy importante para repartir entre sus vasallos, y no se olvida del hijo del pintor Goya, Javier de Goya y Bayeu. Se observa que repite algunos números en su listado. ¿Un despiste? El original de este interesante testamento manuscrito se encuentra en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid (C/ Ramírez de Prado, 3), como nos cuentan en la exposición «Lo nunca visto», actualmente en su vestíbulo. Sí, en este Archivo madrileño, se guarda el original manuscrito por la propia XIII Duquesa de Alba y muchos protocolos más. Ahí está su firma de puño y letra, como se conservan también las de otros importantes personajes de nuestra historia… en distintos documentos.


Como podemos analizar no se olvida de ninguno de sus criados (salvo tal vez los de las «oficinas» muy curioso), ni tampoco del «inclusero Pepito» que va a comer a su casa cada día, ni de su «tonto» alguien discapacitado, de quién debía ocuparse en vida la Duquesa, para el que nombra un administrador. Indica quién quiere que se ocupe de que reciba el dinero diario, que le deja y de por vida.

6 de agosto de 1802
Testamento cerrado de la excelentísima señora Duquesa de Alba y diligencias para su apertura
Instituyo por herederos de todos mis bienes libres y de cuanto así me pertenece o pueda pertenecer para que los partan a partes iguales y queden dueños de ellos a Don Carlos Pagnatelli, Don Ramón Cabeza, Don Jaime Bonellis, Don Francisco Durán, Don Tomás de Berganza, Don Antonio Bargas y doña Catalina Barajas con las cargas siguientes:
- 1º Se ha de dar a mi negrita María de la Luz quince mil reales de una vez, sesenta reales diarios y tres mil reales anuales para casa por su vida.
- 2º A Luisito de Berganza, hijo de Tomás cien doblones sencillos y por una vez y veinte reales diarios por su vida.
- 3º A los tres hijos de otra mi criada Doña Catalina Barajas, que son María Teresa, María Josefa y José se han de dar seis reales diarios a cada uno por su vida.
- 4º A Don Zacarías Antonio Tomé y a Don Benito Baillo veinte mil reales anuales a cada uno en lugar del coche, que les costeo.
- 5º A mis contadores seis mil reales a cada uno por una vez y ración doble a cada uno por su respectiva vida.
- 6º A los criados míos de librea, que se hallan acompañándome en este viaje ración doble.
- 7º A los demás criados que me acompañan su ración.
- 8º A la Trinidad que cuida a la Negrita ración doble, y a cada uno de sus hijos tres reales diarios por sus respectivas vidas.
- 8º A la hija de Don Jaime Bonellis y a cada uno de los tres hijos de Don Francisco Durán diez reales diarios por sus respectivas vidas.
- 7º A Joaquín de Aragón natural de Cádiz diez reales diarios por su vida.
- 8º A Pepito el inclusero, que viene a comer a casa, cuatro reales diarios por su vida.
- 9º A Benito mi tonto treinta reales diarios por su vida, administrados por Don Ramón Cabrera, o quien este guste.
- 10º Se han de repartir entre mis vasallos pobres quinientos mil reales de una vez como lo juzgaren justo mis herederos. Mi entierro ha de ser sin pompa y después se han de hacer los oficios de difuntos por nueve días.
- 11º A todos los demás mis criados excepto los de las oficinas su ración sencilla por su vida.
- 12º También han de cobrar su ración sencilla los referidos Don Ramón Cabrera, Don Jaime Bonello, lo mismo que este Don Francisco Durán y la que tienen señalada Don Tomás de Berganza, Don Antonio Bargas y Doña Catalina Barajas
- 13º A Doña María Antonia mi criada cien doblones por una vez y ración doble por su vida.
- 14ºA Doña Juana y Doña Joaquina mis criadas ración doble.
- 15º Al hijo mayor de Don Antonio Bargas 10 reales diarios.
- 16º Al hijo de Don Francisco Goya 10 reales diarios a ambos de por vida.
San Lúcar de Barrameda Febrero dieciséis de 1797. María Teresa de Silva, Duquesa de Alba
Testamento ológrafo de la Duquesa de Alba

La XIII Duquesa de Alba, María Teresa de Silva, inmortalizada por Francisco de Goya, lega al hijo del pintor una renta vitalicia, tal y como recoge este testamento escrito de su puño y letra (ológrafo). Otra curiosidad de este protocolo, que refleja la personalidad de la famosa aristócrata, es el recuerdo hacia su esclava mulata: «se ha de dar a mi negrita María de la Luz quince mil reales por una vez, sesenta reales diarios y tres mil reales por su vida». 1797. AHPM.T. 21096, f.485r-518v. Como nos muestra esta exposición. Pero no sólo recuerda a María de la Luz, tampoco se olvida de los hijos de sus criados, ni de sus vasallos.

María del Pilar Teresa Cayetana de Silva Álvarez de Toledo nació en Madrid, en el palacio familiar de la calle Duque de Alba. Su nombre completo, con los apellidos que le imponían los mayorazgos de su casa, era María del Pilar, Teresa, Cayetana, de Silva, Álvarez de Toledo y Portugal, Beaumont y Navarra, Haro, Sotomayor, Guzmán, Fernández Manrique, Acevedo, Fonseca, Zúñiga, Enríquez de Ribera y de Cabrera, Sandoval y Rojas, Córdoba, Monroy, Ayala y la Cerda. Casi nada…
María Teresa, XIII duquesa de Alba

María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo nació el 10 de junio de 1762, hija única de Francisco de Paula de Silva Mendoza y Toledo, X duque de Huéscar (1733-1770), y de María de Bazán Silva y Sarmiento (1740-1784). En 1778, a los dieciséis años, tras la muerte de su abuelo Fernando de Silva Mendoza y Toledo, XII duque de Alba, María Teresa se convirtió en la XIII duquesa de Alba, asumiendo la jefatura de la casa de Alba. Fue la segunda mujer de la saga en ostentar el ducado por derecho propio. Se casó en 1775 con su primo José Álvarez de Toledo y Gonzaga, XV duque de Medina Sidonia (1756-1798), uniendo de esta manera los dos ducados más importantes de España. La realeza y la nobleza eran muy endogámicos. Se quedó viuda sin haber tenido hijos. Al final de sus años amadrinó a una niña negra a la que puso por nombre María de la Luz y de la que, como hemos visto, no se olvidó en su testamento. Incluso dejó un legado a la persona que debía ocuparse de ella.
En el Museo del Prado nos dan una valiosa información, respecto a la miniatura de la XIII Duquesa de Alba, que vemos en la imagen superior, en realidad debe tratarse de una copia de la original. «La miniatura debió de ser pintada por alguno de los discípulos o seguidores de Guillermo Ducker, pues sabemos que copiaron sus obras y en concreto que un retrato de la duquesa de Alba se presentó a la exposición pública de la Academia de San Fernando en 1805. El autor de esta copia fue el ovetense José Alonso del Rivero que, ese mismo año, había obtenido el primer premio de pintura en primera clase, junto a su compañero José Odriozola, con la obra Carlos III entrega las tierras de Sierra Morena a los colonos y que, a partir de ese momento, abandonó la pintura de caballete para dedicarse plenamente a la miniatura y llegó a convertirse en uno de los más brillantes miniaturistas a comienzos del siglo XIX en Madrid. También indican en el Prado que no se conoce la miniatura original de la duquesa de Alba pintada por Ducker, suponen que este pequeño retrato sobre marfil, que se conserva en el museo madrileño, es una copia de ella. Debió tratarse de uno de los últimos retratos que se pintaron de la duquesa. Tal vez por dicho motivo se realizasen varias copias de él, con motivo del fallecimiento de la Duquesa a una edad tan joven y de una forma tan repentina. Afirman en el Museo del Prado, que hay otras miniaturas de la Duquesa, además de la suya. Una, de distinto autor, se conserva en el Musée du Louvre (RF 6920); y otra, quizá más cercana al estilo del miniaturista holandés, en colección particular madrileña.

Fue la persona que más títulos de nobleza ostentó en la España de principios del siglo XIX. Una de las mujeres más influyentes de su época. De la casa de Alba recibió treinta y un títulos, y más tarde sumó veinticinco más, provenientes estos últimos de la casa de Medina Sidonia. Un total de 56 títulos nobiliarios. Los títulos de su marido, después de su fallecimiento, recayeron en el hermano de este, Francisco de Borja Álvarez de Toledo y Gonzaga. La mayoría de los suyos los de Alba, fueron a parar a manos de su pariente, Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva (VII duque de Berwick y VII duque de Liria y Jérica), que era sobrino bisnieto de su abuelo, el XII Duque de Alba, Fernando de Silva y Álvarez de Toledo.

A partir de ese momento la casa de Alba tuvo como su residencia madrileña el Palacio de Liria (que hasta entonces había sido la de los Berwick), ya que las dos anteriores residencias capitalinas de los Alba dejaron de pertenecer al ducado: el Palacio de la Moncloa fue adquirido por el rey Carlos IV, añadido al Real Sitio de la Florida que, después fue conocido como el Real Sitio de la Moncloa. En la actualidad es la sede de la Presidencia del Gobierno de España, donde viven los distintos Presidentes del Gobierno y sus respectivas familias; por su parte, el Palacio de Buenavista, próximo a la fuente de la Cibeles, pasó a manos de Godoy y hoy es Cuartel General del Ejército.

Goya y la duquesa
Fue mecenas de Francisco de Goya y hay quienes les atribuyó un romance, pero al parecer también hay quienes piensan que fueron solo habladurías sin fundamento. El Museo del Prado presentó en su día una publicación, «La duquesa de Alba ‘musa’ de Goya. El Mito y la Historia», Ediciones El Viso (año 2006), donde se recogen los resultados de una investigación iniciada por Manuela Mena con motivo de la exhibición conjunta, por vez primera, de los dos retratos de cuerpo entero de la Duquesa de Alba en el Museo del Prado durante la exposición «El Retrato Español. Del Greco a Picasso» (20 de octubre de 2004 – 6 de febrero de 2005). Los dos retratos que se expusieron eran La duquesa de Alba de blanco, del Palacio de Liria, y el de ella vestida de negro, de la Hispanic Society of America. Entre las conclusiones de este estudio se desprende que no existió tal relación sentimental entre el artista y la duquesa. Mena apunta que no tenía ningún fundamento histórico, se trataba solo de una leyenda urbana romántica. De la correspondencia de la duquesa con su primo y hermanastro, uno de sus siete herederos universales, Carlos Pignatelli, desde Sanlúcar de Barrameda, se desprende lo enamorada que estaba de su fallecido marido y lo desolada y triste que estaba tras su muerte. Por último destacar que Manuela Mena, fue Jefa del área de Conservación de Pintura del siglo XVIII y Goya del Museo del Prado, de 2001 a 2018. Dirigió este proyecto de investigación y esta publicación, en colaboración con la historiadora del arte alemana Gudrun Mühle-Maurer, vinculada al Prado en diferentes ocasiones.
…»Solo Goya»

Precisamente el cuadro de la duquesa de Alba de luto, de negro… se ha prestado a otro tipo de interpretaciones, diferentes a las conclusiones de Manuela Mena, dado que la duquesa en ese cuadro señala con el dedo el nombre de Goya, y después apareció en la pintura el «Solo Goya», porque se había ocultado intencionadamente el «Solo». Curioso.
El Retrato de la duquesa de Alba de negro es una pintura al óleo sobre lienzo (210 cm x 148 cm) realizado en 1797 por Francisco de Goya. Se exhibe, como decíamos antes, en la Sociedad Hispánica de América de Nueva York. En ella la duquesa luce un traje negro de maja. Y sorprende mucho por su gesto, tal vez imperativo, y porque indica con el dedo la necesidad de observar una inscripción que aparece sobre la arena a sus pies. Se muestra con atuendo de estilo plebeyo como «una mujer del pueblo» más. Entre sus leyendas de juventud se decía que salía así para disfrutar del anonimato en las bulliciosas calles de Madrid. Aquí aparece de negro porque recientemente había enviudado de don José Álvarez de Toledo, marqués de Villafranca.
El duque de Alba, murió en Sevilla en 1797. Su esposa, después de los funerales, se retiró a la residencia de los duques de Alba en Sanlúcar y allí transcurrió el verano junto con Goya. La pintó así, envuelta en una vaporosa mantilla negra como las verdaderas majas. A la dama, que entonces contaba con treinta y seis años, la vemos al lado de un río, que bien podría ser el Guadalquivir, donde se refleja la luz del amanecer.

El pie izquierdo ligeramente adelantado y la mano izquierda apoyada en la cadera. Con el dedo señala imperiosamente un nombre. Goya dibuja en el dedo corazón un anillo con el chatón grande donde está grabado «Alba». Y sobre la arena «Solo Goya», a poca distancia de los pies de la duquesa. La palabra «solo» apareció después tras una restauración. Como si alguién se hubiese arrepentido de escribirlo y se hubiese revelado después, por accidente.
Ella fue su musa, de eso no hay la menor duda. Lo más seguro es que despertó la pasión del pintor. Pensó muchísimo en ella. Curiosamente, el genial aragonés no se deshizo nunca de este cuadro. Lo llevó siempre consigo, y a la muerte de su esposa, el retrato fue para su hijo Javier. Hemos visto como la duquesa en su testamento dejó también una renta de 10 reales al día para Javier («al hijo de Don Francisco Goya 10 reales diarios de por vida«).
Rica, controvertida y de gran belleza
Un personaje muy controvertido en su época, por su belleza, su gran fortuna y la vida liberal que vivió. Algunos piensan que posó para el famoso cuadro La maja desnuda, aunque otros opinan que parece más convincente que la modelo fuera Pepita Tudó, amante del favorito del rey, Manuel Godoy, que luego fue su segunda esposa. Esta teoría es bastante creíble dado que el que encargó la obra a Goya fue Godoy y dado que fue su primer propietario. Al parecer la duquesa era más baja y con formas más voluminosas que las del cuadro. Otros opinan que era ella que se atrevió a posar desnuda, para el pintor.
En sus biografías hablan de rivalidad con otras nobles de la época, en especial con la reina, María Luisa de Parma, esposa del rey Carlos IV. Rivalizaba con todas ellas en atuendos, fiestas y lujos. Enemiga íntima de la reina, cuentan que utilizó un diseño preparado para la monarca para vestir a sus criadas, con el objetivo de dejar en ridículo a la de Parma. La reina la acusó de intentar acaparar la atención de Godoy, que era su favorito (dicen amante) y el valido de su marido, el rey Carlos IV. Se dijo que Godoy había llegado a tener relaciones con ambas, con la duquesa cuando ella se quedó viuda tan joven. Posiblemente otra leyenda urbana, como su relación con Goya. O tal vez no…
Falleció de forma repentina el 23 de julio de 1802, a la edad de 40 años, en el Palacio de Buenavista (actual Cuartel General del Ejército). En 1807, 5 años después de su fallecimiento, el Palacio de Buenavista, diversos cuadros, como la Venus del espejo de Velázquez, y joyas de la colección ducal fueron expropiados. El ayuntamiento de Madrid le regaló el palacio a Godoy, que lo acondicionó pero no llegó a habitarlo nunca. Cuando el valido perdió su poder el palacio pasó a la Casa Real.
En 1810 José Bonaparte quiso que fuera un museo. Tras la salida de Bonaparte en 1813, se eligió otro edificio para el actual Museo del Prado. El Palacio Buenavista finalmente se cedió al ejército en 1816. Desde 1981 es la sede del Cuartel General del Ejército de Tierra de España y en él se siguen albergando numerosas obras de arte. Está ubicado en la plaza de la Cibeles, frente a la sede del Banco de España, el Palacio de Linares y el Palacio de Comunicaciones.
Exhumaciones y mutilaciones
El 17 de noviembre de 1842, se trasladaron sus restos mortales desde su sepultura original en la capilla de los Alba, en la iglesia del Salvador y San Nicolás, al cementerio de la Sacramental de San Isidro. Hubo un macabro descubrimiento, el cuerpo de María Teresa había sido parcialmente mutilado: tenía los tobillos serrados y le faltaba un pie. Dieron la versión de que, al ser colocada en el ataúd, para su entierro, su altura impedía la correcta postura y tuvieron que serrarle los pies para que cupiese en el féretro. Una extraña historia, para una de las fortunas más grandes del país. Bien podían haberle puesto una caja más grande.
En 1945, el cadáver de la duquesa fue exhumado por segunda vez, con el objetivo de someter sus restos a una autopsia. Siempre había existido el rumor de que había sido envenenada por parte de Manuel Godoy, bajo las instrucciones de la reina María Luisa de Parma. No era cierto. Su muerte se atribuyó a una Meningoencefalitis de origen tuberculoso.
Un personaje de biografía apasionante y cuyo testamento es un documento muy importante de nuestra historia… ¡Qué interesante la exposición Lo nunca visto!
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De interés:

Desde noviembre de 2015 el Archivo Histórico de Protocolos presta su servicio en la misma sede que el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, ubicados en el complejo ‘El Águila’ (C/ Ramírez de Prado, 3). Desde enero de 2025, este antiguo Archivo se encuentra en el seno del nuevo Archivo Histórico Provincial de Madrid, creado el 14 de enero por el Ministerio de Cultura español.
Datos:
- Exposición «Lo nunca visto»
- Archivo Histórico de Protocolos de Madrid
- Archivo Regional de la Comunidad de Madrid
- Archivo Histórico Provincial de Madrid
- Complejo «El Águila»
- Calle Ramírez de Prado, 3 – 28045 Madrid
- Teléfono y Fax: 91 493 64 94
- Visitas guiadas gratuitas, en grupo (7-14 personas) previa solicitud por correo electrónico, miércoles y viernes a las 12.00 horas: ahpm@madrid.org o en el teléfono: 91 420 05 34
- Horario: Lunes a jueves, de 9.00 a 20.00 horas
- Viernes: 9.00 a 14.00 horas
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