Julia, la nueva reina de la Plaza de Colon

La escultura gigante de Jaume Plensa, Julia, estará en la madrileña plaza de Colón durante todo un año, en el pedestal donde estaba la antigua estatua de Cristobal Colón, que había pasado a ocupar su ubicación inicial.

Un proyecto público del Ayuntamiento de Madrid y bajo el mecenazgo de la Fundación María Cristina Maseveu Peterson. La chica Julia estará en esta ubicación madrileña hasta el 20 de diciembre de 2019.

La descubrí el día de la Cabalgata de Reyes, la he visitado hoy por tercera vez… de día, de noche, me impresiona.

La escultura tiene 12 metros de altura y representa a una niña/adolescente que quiere inspirar «un poco de ternura», en palabras de su autor, Jaume Plensa. Está realizada con resina de poliester y polvo de mármol blanco, un bello rostro con los ojos cerrados por alusión a su mundo interior, según palabras del Premio Velázquez de las Artes en 2013.

Con ella la madrileña Plaza de Colón ha cambiado totalmente de aspecto, ganando todavía más belleza. Muy próxima a la fuente del Teatro Fernán Gómez, y por tanto con el sonido del agua… Se construyó a propósito para ocupar esta ubicación, y forma parte de un proyecto artístico del Ayuntamiento de Madrid, bajo el mecenazgo de la Fundación María Cristina Maseveu Peterson (FMCMP), en las tres primeras convocatorias, que consiste en mostrar una obra artística, elegida por concurso público, en este lugar, durante un año.

Pasado este tiempo, el 20 de diciembre de 2019 Julia pasará a formar parte de la colección de arte de Fundación María Cristina Maseveu Peterson. «Esta cabeza recuerda a las sirenas que se colocaban en la parte delantera de aquellos navíos del pasado tan hermosos, pero ella abre un espacio de ternura en la vida cotidiana de esta gran plaza,» ha manifestado el reconocido escultor catalán.

Con el propósito de sacar el arte a la calle, Fernando Maseveu, el presidente de la Fundación María Cristina Maseveu Peterson, ha anunciado que la escultura comenzará después un viaje por otras comunidades, cumpliendo así uno de los propósitos de su autor, Jaume Plensa, de mostrar su arte de manera democrática.

«Nunca nadie ha visto directamente su propio rostro.


Creemos conocerlo gracias a la incierta imagen que nos devuelven los espejos.


Nuestro rostro es una duda que nos acompañará siempre.


Una duda que ofrecemos generosamente a los demás como el más fiel documento de lo que somos… de lo que creemos ser.


Cada rostro nos representa a todos.


Miles y miles de rostros entrelazados como palabras, como paisajes.


Como sueños.


Yo, tú, él, ella… El rostro nos pertenece a todos. Es el lugar común que nos convierte en comunidad, en el que hablamos todas las lenguas, en el que nos sentimos amados.


Julia está dirigida al corazón de nuestro ser.


Es un espejo poético y virtual en el que cada uno de nosotros


pueda verse reflejado en sus preguntas más íntimas:


¿En qué y cómo podemos mejorar la vida de los que nos rodean? ¿De qué forma podríamos ayudar a los que pierden la casa o el trabajo?


¿Cómo ser útil a los que buscan un nuevo hogar huyendo de su país?


¿Habría alguna forma de frenar el hambre, la guerra o la violencia de cualquier género?


¿En qué medida se debería educar a los niños para crear una sociedad más justa y tolerante?
Etc. Etc. Etc.


¡Tantos rostros, tantas preguntas…!».


Volveré a verte, muchas más veces. ¡Hasta pronto! Preciosa Julia.





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