Nuevas historias eróticas escritas sin pudor ni pretensión.
Un homenaje a la sensualidad
Un homenaje a la sensualidad
Ruborízate de nuevo es el cuarto de la serie de libros que
la canadiense Marie Gray publica con cuentos eróticos sobre situaciones
cotidianas o que pueden resultarnos familiares. Su mirada tierna y a la vez
traviesa ha convertido sus historias en grandes éxitos.
la canadiense Marie Gray publica con cuentos eróticos sobre situaciones
cotidianas o que pueden resultarnos familiares. Su mirada tierna y a la vez
traviesa ha convertido sus historias en grandes éxitos.
Caricias furtivas en el metro; fiebre renovada en una pareja
que lleva muchos años junta; placeres de invierno inmortales; sorpresas surgidas
a raíz de una avería automovilística; palabras suaves susurradas por teléfono;
butaca para usos múltiples; violencia de una pasión y factores
desencadenantes… Ruborízate de nuevo es la continuación de los grandes éxitos
Historias para ruborizarse, Ruborízate y Ruborízate aún más. En los cuatro
casos, se trata de historias eróticas escritas sin pudor ni pretensión. Una
mirada tierna y traviesa a personas que están a nuestro alrededor o que forman
parte de nuestra vida. Un homenaje a la sensualidad y, sobre todo, un guiño
afectuoso al maravilloso mundo del placer.
que lleva muchos años junta; placeres de invierno inmortales; sorpresas surgidas
a raíz de una avería automovilística; palabras suaves susurradas por teléfono;
butaca para usos múltiples; violencia de una pasión y factores
desencadenantes… Ruborízate de nuevo es la continuación de los grandes éxitos
Historias para ruborizarse, Ruborízate y Ruborízate aún más. En los cuatro
casos, se trata de historias eróticas escritas sin pudor ni pretensión. Una
mirada tierna y traviesa a personas que están a nuestro alrededor o que forman
parte de nuestra vida. Un homenaje a la sensualidad y, sobre todo, un guiño
afectuoso al maravilloso mundo del placer.
Marie Gray
Nace en Quebec en 1963, y estudia Ciencias
Humanas en Montreal. De 1982 a 1994, recorre su país natal como cantante de
rock, forma parte de diversas bandas y registra dos discos en francés y en
inglés. A partir de ese año, Marie Gray abandona el mundo del espectáculo para
fundar una familia y consagrarse, entre otras cosas, a la literatura y a la
composición de letras de canciones. Tiene publicadas diversas recopilaciones de
cuentos eróticos. De 2002 a 2003, Marie Gray conduce una crónica mensual de
literatura erótica en el programa de televisión Sexo y Confidencias. Además,
graba el disco Canciones para ruborizarse, para acompañar su quinta recopilación
de cuentos, Rougir un peu, beaucoup, passionnément.
Humanas en Montreal. De 1982 a 1994, recorre su país natal como cantante de
rock, forma parte de diversas bandas y registra dos discos en francés y en
inglés. A partir de ese año, Marie Gray abandona el mundo del espectáculo para
fundar una familia y consagrarse, entre otras cosas, a la literatura y a la
composición de letras de canciones. Tiene publicadas diversas recopilaciones de
cuentos eróticos. De 2002 a 2003, Marie Gray conduce una crónica mensual de
literatura erótica en el programa de televisión Sexo y Confidencias. Además,
graba el disco Canciones para ruborizarse, para acompañar su quinta recopilación
de cuentos, Rougir un peu, beaucoup, passionnément.
Fragmento del libro:
“(…) El vagón iba atiborrado de gente; por todos lados otros
cuerpos humanos se apretaban contra el suyo… Ahora, además del desespero que la
atenazaba temía no poder respirar. Hacía calor y esto propiciaba que la
muchedumbre emanase un tufo nauseabundo. Poco a poco el llanto había cesado,
pero en los ojos de Julie se había instalado una espesa niebla que la hacía
insensible a los demás viajeros. Sin verlos, fijaba la mirada en las paredes
del vagón cubiertas de graffiti y de anuncios; la macilenta iluminación le
agredía unos ojos ya de por si mortecinos. Se sentía empujada, traqueteada y
apretujada. La gente que subió y bajó del vagón en la estación siguiente acabó
por sumergirla en una pleamar humana.
cuerpos humanos se apretaban contra el suyo… Ahora, además del desespero que la
atenazaba temía no poder respirar. Hacía calor y esto propiciaba que la
muchedumbre emanase un tufo nauseabundo. Poco a poco el llanto había cesado,
pero en los ojos de Julie se había instalado una espesa niebla que la hacía
insensible a los demás viajeros. Sin verlos, fijaba la mirada en las paredes
del vagón cubiertas de graffiti y de anuncios; la macilenta iluminación le
agredía unos ojos ya de por si mortecinos. Se sentía empujada, traqueteada y
apretujada. La gente que subió y bajó del vagón en la estación siguiente acabó
por sumergirla en una pleamar humana.
Lo primero que notó fue un ligerísimo roce en la
entrepierna, que atribuyó a la estrecha proximidad de otro cuerpo. Instintivamente,
cruzó sus piernas para cerrarle el paso. Pero el contacto se intensificó,
mostrando así que no era fruto del azar: demasiado preciso, hábil y considerado
en su deslizarse por la ingle, para poder pensar que era involuntario. Recuperando
su cabeza, Lucie se dio entonces cuenta de que tenía el vestido empapado y de
que el fino tejido de algodón floreado se le había pegado a la piel, amoldándose
a los pezones de sus senos, que ahora se mostraban evidentes para todos. Se
puso a temblar, mitad por vergüenza y mitad por disgusto, y sintió que se
ruborizaba. Intentó confundirse entre la gente, reculando hacia la pared a sus
espaldas. Pero alguien, quienquiera que fuera, continuaba tocándola; se había
desplazado a la par que ella y con su mano le palpaba la pierna, intentando a
la vez deslizarla por debajo de la falda. (…)”
entrepierna, que atribuyó a la estrecha proximidad de otro cuerpo. Instintivamente,
cruzó sus piernas para cerrarle el paso. Pero el contacto se intensificó,
mostrando así que no era fruto del azar: demasiado preciso, hábil y considerado
en su deslizarse por la ingle, para poder pensar que era involuntario. Recuperando
su cabeza, Lucie se dio entonces cuenta de que tenía el vestido empapado y de
que el fino tejido de algodón floreado se le había pegado a la piel, amoldándose
a los pezones de sus senos, que ahora se mostraban evidentes para todos. Se
puso a temblar, mitad por vergüenza y mitad por disgusto, y sintió que se
ruborizaba. Intentó confundirse entre la gente, reculando hacia la pared a sus
espaldas. Pero alguien, quienquiera que fuera, continuaba tocándola; se había
desplazado a la par que ella y con su mano le palpaba la pierna, intentando a
la vez deslizarla por debajo de la falda. (…)”
Datos:
Título: Ruborízate de nuevo. Cuentos eróticos
Autora: Marie Gray
Traducción: Ramon Sala
Editorial: Ediciones Lectio
Colección: Entre paréntesis, 8
Páginas: 96
Formato: 15,5 x 23,3 cm
Precio: 11,90 euros
ISBN: 978-84-15088-71-4
Publicación: marzo del 2013