Una colección 100% Agatha Ruiz de la Prada, 2013/2014


En www.adoronews.com nos encanta Ágatha… su creatividad tan singular, la explosión de color, ingenio y vitalidad. En el Cibelespacio, en la pasada edición de MBFWM, estuvimos junto a Carmen Lomana, antes de que ella acudiera al desfile de la diseñadora, el pasado día 20 de febrero, en la pasarela Merecedes-Benz. Carmen, que iba vestida de negro, nos confesaba que llevaba un traje especial en una bolsa, para cambiarse antes de entrar al desfile de Ágatha, primero porque considera que es una deferencia hacia la diseñadora y segundo porque sabe que a ella le horroriza el negro… El universo Agatha me ha gustado siempre, de hecho mi hija ha vestido muchas de las creaciones infantiles de la diseñadora… 
En la fotografía superior, la diseñadora recibe el aplauso del público y las modelos, al finalizar el desfile.
Mira que colección tan fantástica, para el próximo invierno, ¿Te subes al coche de la diseñadora? Estamos en marcha… Pero antes veamos su esencia.

Sus claves:
-Geometrías:  rectángulos y círculos, esferas y cubos, simetrías que se enfrentan a las irregularidades.
-Trajes: cortos y largos, siluetas para un cuerpo en 2 D.
-Vestidos: pelota, michelín, dinosaurio, aro, menina
-Iconos: corazones, lunas, estrellas, flores… que cubren el cuerpo y sus extremidades.

-Colores:  tonos pastel en azul, rosa, verde, con pistachos y rojos anaranjados
vibrantes, mezclas de contrastes entre primarios: azul contra naranja, verde
contra rojo o gamas de colores armónicos fucsia-rojo-naranja-burdeos.


-Destellos:   que provocan los colores metalizados en bolas navideñas sobre volúmenes que no son
reales o en espumillones gigantes que rematan los trajes en oro, cobre, rosa,
rojo, azul y verde.

-Un único material: el terciopelo, material noble y ecológico, potenciador del color como ningún
otro, es  uno de los clásicos de la casa, cortado, reforzado,
acolchado, fruncido, en sus mil variantes
. Y excepcionalmente…
alguna pieza en seda o lúrex.

 
 
LAS AUTOCHICAS
Run, run, run run, arrancamos de nuevo, como decía Francisco
Umbral: “Agatha Ruiz de la Prada es la autochica, la que se ha hecho a sí misma
por fuera (que es hacerse por dentro)”. Todo un año dedicado a estudiar nuestra
propia trayectoria, treinta años de historia, treinta años de evolución y
coherencia, fieles a una misma idea y un mismo concepto, una mujer moderna y
sobre todo contemporánea, libre de ataduras convencionales que respeta y admira
lo clásico pero no teme romper con lo establecido y apuesta por el optimismo,
el trabajo, la independencia, la ecología, el arte y la intuición como modo de
vida. 

Nuestras autochicas se empapan de geometría: rectángulos y
círculos, esferas y cubos, simetrías enfrentadas contra las irregularidades. Los
trajes son cortos y largos, trabajando siluetas como si de un cuerpo en 2D se
tratara o extrusionando formas e iconos para vestidos y faldas. Siluetas
reconocibles en nuestro mundo, vestidos pelota, michelín, dinosaurio, libro,
aros, gallos, meninas, junto con los iconos de la casa, flores, estrellas o
corazones que llegan a cubrir el cuerpo y sus extremidades, utilizados como una
pieza más del propio patronaje, como formas carentes y a la vez dotadas de su
propio significado. Efectos surrealistas en piezas trabajadas como si de sofás
Chester se tratara, homenajes a Rothko y sus gamas de color, redibujando lo
desdibujado, el pop y las imágenes navideñas se combinan y crean sensaciones
familiares y extrañas, un tanto Jeff Koons y sus grandes piezas metalizadas.

Un tornado cromático sin frenos se abre ante nosotros, mezclando
sin pudor tonos pastel en azul, rosa, verde, con pistachos y rojos anaranjados
vibrantes, mezclas de contrastes entre primarios: azul contra naranja, verde
contra rojo o gamas de colores armónicos fucsia-rojo-naranja-burdeos;  explosión de rayas arcoíris bajo abrigos mas
engamados. Colores metalizados en bolas navideñas sobre volúmenes que no son
reales o en espumillones gigantes que rematan los trajes en oro, cobre, rosa,
rojo, azul y verde, lanzan sus destellos desde la cabeza hasta los pies, la
paleta de color pierde sus límites.
Un único material para un concepto único, el terciopelo es el
tejido unificador de toda la colección, presente casi al 100% en todas las
prendas, en su mayor parte de algodón , salvo alguna pieza en seda o lúrex.
Terciopelo como material noble y ecológico, potenciador del color como ningún
otro, es desde hace años uno de los clásicos de la casa, cortado, reforzado,
acolchado, fruncido, en sus mil variantes se combina con materiales sintéticos
de efecto espejo metalizado como la polipiel, el espumillón o incluso las bolas
navideñas.
Una colección 100% Agatha Ruiz de la Prada, sin concesiones y
conducida por nuestras autochicas, anónimas pero siempre divertidas y muy
modernas.
J.C.Mesa.

AGATHA RUIZ DE LA PRADA

Saber más:

Ágatha Ruiz de la Prada, biografía 


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